La empatía y cómo influye en la
Enfermería
La empatía es una
cualidad y también la capacidad que tiene el ser humano para conectarse con
otra persona y responder adecuadamente a las necesidades del otro, al compartir
sus sentimientos, e ideas de tal manera que logra que se sienta bien consigo
mismo.
La empatía tiene beneficios
como:
·
Aumentar la capacidad para relacionarnos
socialmente.
·
Ayuda a sentirnos bien cuando respondemos a
las necesidades que otros tienen.
·
Potencia el altruismo.
Asi
mismo también tiene sus peligros, los cuáles son:
·
Nos puede hacer esclavos de las necesidades
de los demás.
·
Puede
dificultar la expresión de nuestras necesidades.
·
Puede acabar impulsando las explosiones de
ira al frenar nuestras necesidades.
·
Puede usarse como forma de comunicación,
haciendo que se expresen malestares para que los demás puedan empatizar con uno
mismo.
·
Incrementa las conductas antisociales.
Esta
lista se irá explicando a lo largo del documento. Para poder ampliar cada punto
en ella.
La empatía es una acción
cotidiana de las personas, existe a partir del contacto con otro ser humano,
desde la familia o personas con las que vivimos hasta la mesera que toma
nuestra orden en un restaurante.
La
empatía requiere de prestar atención a
otra persona, aunque es un proceso que se realiza en su mayor parte de manera
inconsciente. Requiere también ser consciente de que alguien pueda sentir y
pensar de modo similar a la de otra persona, pero incluso diferente. Aunque suene complicado no lo es, al
contrario es algo que sucede a diario un ejemplo de esto sería que tal vez a
una persona no le moleste un determinado comentario o broma, pero a otra
persona si puede molestarle.
La
persona empática es capaz de darse cuenta que dicho comentario ha molestado a
la persona aunque ella se sienta de manera distinta. Esto solo es parte de las
múltiples personalidades que tiene el ser humano.
La
empatía nos permite saber relacionarnos en el entorno social y adaptarnos sobre
todo cuando queremos cumplir con las expectativas que los demás tienen sobre
nosotros. Gracias a la empatía podemos sentirnos alegres, nerviosos o tristes
cuando conseguimos o no que otros se
sientan bien.
La empatía también es una
acción voluntaria, si bien todos los seres humanos son empáticos no todos se
prestan a este tipo de conexión con los demás y no tiene una obligación de
hacerlo. Es por esto que el grado de empatía varía de una persona a otra. En
función de los grados de empatía que cada individuo desarrolle, se necesitara
más o menos información por parte de los demás para saber cómo se sienten.
Las personas con una mayor capacidad de empatía
son las que mejor saben “leer” a los demás. Son capaces de captar una gran
cantidad de información sobre la otra persona a partir de su lenguaje no verbal
(sus palabras) como el tono de su voz, su postura o su expresión facial.
Y en base a esa información, puede saber lo que
está pasando dentro de ella, o lo que
está sintiendo. Además, dado que los sentimientos y emociones son a menudo un
reflejo del pensamiento, son capaces de deducir también lo que esa persona
puede estar pensando.
En general, es fácil para la
mayoría de las personas tener una respuesta empática ante un daño físico
ocurrido a otra persona. Por ejemplo todos sabemos cómo se siente un golpe en la espinilla, porque todos lo
hemos experimentado y es fácil sentir el dolor de la persona que vemos recibir
el golpe. No obstante, para evitar el malestar que se siente, muchas personas
reaccionan riéndose. De este modo, se libran del dolor, aunque también se
alejan de una respuesta empática.
Cuando no se trata de dolor
físico, sino emocional, puede ser más difícil saber lo que la otra persona está
sintiendo y requiere un grado de atención y de conciencia más complejo debido a
que la empatía es una elección, y una elección vulnerable porque para conectarse
con el otro individuo debemos conectarnos con algo en nosotros mismos que
reconozca ese sentimiento.
Puede
no ser la misma situación pero si una muy similar, que haga a la persona
experimentar ese sentimiento. Decimos que es una elección, porque existe un
punto en el desarrollo de la conexión donde se puede mediar el grado de empatía
con esa persona.
A
la empatía erróneamente se le conoce como sentir gustos iguales a las de las
demás personas con las que convivimos pero como ya habíamos mencionado no se
puede tener gustos iguales sino similares. De poder tener gustos iguales
entenderíamos a los demás seres humanos, la empatía no garantiza entenderlos,
pero si comprender la mayor parte de las razones que existen para que estos
tiendan a actuar o sentir del modo que lo hacen.
Y
no garantiza entenderlos porque cuanto mejor se entiendan las razones de otros
para actuar como lo hacen, más fácil es posponer las necesidades propias. Cayendo en un egoísmo con uno mismo. La
realidad es que no es lo mismo entender que justificar, pero en ocasiones la
línea se hace muy fina para algunas personas.
También
se le conoce como ponerse en el lugar de la otra persona y ver por lo que la
otra persona está atravesando, muchas personas hacen referencia a esta acción como
“ponerse en los zapatos” de la otra persona.
Si bien ya hablamos de que
no todas las personas tiene el mismo grado de empatía, una persona puede
aumentar su capacidad de empatía observando con más detalle a los demás
mientras habla con ellos, prestándoles toda su atención y observando todos los
mensajes que esa persona transmite, esforzándose por ponerse en su lugar y
“leer” lo que siente. Pero la empatía es mucho más que saber lo que el otro
siente, sino que implica responder de una manera apropiada a la emoción que la
otra persona esta sintiendo.
El hacer referencia a
responder de una manera apropiada no quiere decir precisamente que tenemos que
buscar la respuesta a sus problemas. Normalmente lo intentamos y lo que hacemos
es tratar de ver el lado positivo del caso. Es una actitud muy usual que a
veces hacemos frente a conversaciones difíciles para tratar de sobrellevar el
momento. Porque la verdad es que casi nunca una respuesta puede mejorar la
situación.
Otra cosa que es cierta y
muchos no lo ven así es que cuando una persona con pena te cuenta algo, no
quiere una mente que resuelva su problema sino dos oídos que escuchen su dolor.
Si mientras hablas con
alguien estas más al pendiente de tus propias palabras, de lo que dirás
después, de lo que hay a tu alrededor o de ciertas preocupaciones que rondan tu
mente, tu capacidad para “leer” a la otra persona no será muy alta. Pues solo
estás pensando en ti mismo.
La falta de empatía puede
verse a menudo al observar las reacciones de los demás. Cuando una persona esta
principalmente centrada en sí misma, en satisfacer sus deseos y en su propia
comodidad, no se preocupa por lo que los demás puedan estar sintiendo y no
tiene una respuesta empática ante ellos.
La empatía forma parte de la
destreza básica de la comunicación interpersonal, ella permite un entendimiento
solido entre dos o más personas, en consecuencia, la empatía es fundamental
para comprender a profundidad el mensaje del otro y así establecer un diálogo.
La habilidad de la empatía
empleada con acierto facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de
relación entre dos o más personas. Esta habilidad de inferir los pensamientos y
sentimientos de otros, genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura. No
debemos confundir la empatía con la simpatía, la empatía alimenta la conexión,
la simpatía lleva a la desconexión.
También genera actitudes
altruistas, esto es la capacidad que tenemos las personas de dar, a cambio de
la simple satisfacción de haber ayudado y de haber generado un bienestar en el
otro.
La empatía puede generar
serios problemas si está en exceso o por defecto, la falta de empatía precipita
el egoísmo en las personas, de llevar esta situación a un extremo se le define
como un trastorno como lo es una personalidad antisocial.
En los casos en que la
empatía se encuentra en exceso se
convierte en un problema porque la persona puede constantemente intentar saber
cómo se sienten otros, como impulsar un estado de felicidad. Puede llegar el caso
en el que estar bien o mal este solo en función de poder responder, ayudar o
reducir las necesidades de los demás. Esto crea una dependencia mutua, tanto de
la persona que necesita de la ayuda porque pierde su capacidad de resolver sus
problemas solo, como de la persona empática.
A
esta última se le afecta de diversas formas, debido a que el exceso de empatía
suele asociarse a altos niveles de ansiedad social y la dificultad para
negociar las necesidades que uno mismo tiene. Como ya lo habíamos mencionado.
Hace que las personas con esta característica sean muy adaptables y
poco conflictivas. Obteniendo como recompensa ese bienestar al ayudar, pero
acumulando niveles de ansiedad y nerviosismo que puede volverse insoportables
para quien los sufre.
También puede generar
explosiones de ira al frenar las necesidades tras haberse callado por largo
tiempo situaciones que les ha molestado, a menudo la empatía es utilizada para
evitar expresar su necesidad.
Cuando la sensación de
injusticia crece o cuando se siente muy enfadados porque se rompe con los razonable
es entonces cuando convierten a los demás en personas mala y sin valor, haciendo nula la empatía
con ellas y puedan explotar mencionando todo lo que les molesta, con frecuencia
las personas que explotan tras haberse callado todo terminan llenándose de
culpa por decir las cosas de esa forma, sin pensarlas únicamente como las
sintieron en ese momento y reaccionando solo a algo “el impulso de la Ira”.
Este patrón se podrá volver
a repetir si solo se ocupa la empatía para arreglar la situación, debido a que
existe también el factor culpa.
Otra forma de mal emplear la
empatía es utilizarla como medio para manifestar su necesidad desde el malestar
o desde expresiones indirectas de una necesidad, como demostrar enfado o rabia
quedándose callados, respondiendo con monosílabos, poniendo malas caras o
muecas. Pero solo son intentos de que los demás sientan empatía con ellos y
actúen en pro de ellos. Sin arriesgarse a generar conflictos o si estoy ocurren
no exista reclamos o reproches.
Este mecanismo suele
producir gran desgaste y culpa en quienes tienden a estar constantemente
resolviendo las necesidades de ese tipo de personas. Este rasgo fue mencionado
en la lista al principio del documento como “Nos puede hacer esclavos de las
necesidades de los demás.”
Hasta ahora hemos hablado de
la empatía en un contexto amplio, sea positivo o negativo forma parte de ella,
pero todo anterior era importante para dirigir la atención a lo siguiente.
En la Enfermería la empatía
en una herramienta básica en el trato con el paciente por diversas razones, una
de ellas y la más importante es que para
nuestro proceso enfermero necesitamos de una historia clínica de la cual una
parte fundamental son antecedentes y esto no se pueden conseguir sino es por
medio de una entrevista, donde se necesita de esa habilidad para leer a la
persona. Y que la empatía se usa, esto con el fin de desarrollar la conexión y
exista la confianza necesaria para que la persona nos diga tal vez no todo pero
si lo básico para poder ayudarlo.
Otra razón diferente a la
antes ya dicha, es que nosotras somos las que más en contacto estamos con los
pacientes, ellos como cualquier ser humano necesitan de ser escuchados,
sobretodo sino cuentan con familiar cercano a ellos. Es aquí donde buscan esa
conexión para expresar su sentir. Esto ha sido analizado con anterioridad por
Theresa Wiseman una erudita en Enfermería, investigo varias profesiones en las
que es importante la empatía.
Ella propuso 4 atributos de
la empatía:
1.- Tener perspectiva: Es
poder tomar la perspectiva de la otra persona y reconocer esa misma perspectiva
como la verdad que está viviendo pero sin volver esa perspectiva como la verdad
absoluta.
2.- No emitir juicios: Esto
no es fácil dado que lo primero que hacemos las personas es emitir un juicio,
sin tener las bases suficientes para hacerlo.
3.- Reconocer las emociones
de la otra persona: Visualizar si se trata de alegría, tristeza o dolor lo que
la otra persona está experimentando
4.- Y comunicárselo: Al
mencionar comunicárselo no queremos decir informarle a la persona que se siente
de cierta forma como si no lo supiera. Es decirle a la otra persona que
comprendemos lo que le está pasando, que sabemos que se siente y que no está
solo.
Estos 4 atributos son
elementales para crear la conexión con el paciente, sin olvidar el objetivo,
porque tampoco podemos ser el paño de lágrimas de toda persona que se nos
presente ya que como hemos visto esto también repercute en la persona empática.
La empatía a pesar de todos
sus peligros es una cualidad con la que hemos sido dotados para ayudar a los
demás, sin llevarla a un extremo, esto es que por no ser egoístas con los demás
seamos egoístas con nosotros mismo creando así una conducta autodestructiva
porque también es parte importante en muchas profesiones sobretodo en la de
Enfermería.
Bibliografía
¿Es la empatía la emoción universal? (10 de 05 de 2012).
Recuperado el 24 de 02 de 2015, de sott.net:
http://es.sott.net/article/13510-Es-la-empatia-la-emocion-universal
El sufrimiento promueve
la cooperación y refuerza la empatía. (23 de 09 de 2014).
Recuperado el 24 de 02 de 2015, de sott.net:
http://es.sott.net/article/32374-El-sufrimiento-promueve-la-cooperacion-y-refuerza-la-empatia
Astobiza, A. M. (07 de
11 de 2014). La aprensión empática motiva a actuar altruísticamente.
Recuperado el 24 de 02 de 2015, de sott.net: http://es.sott.net/article/34228-La-aprension-empatica-motiva-a-actuar-altruisticamente
Azor, F. (15 de 09 de
2014). La empatía: una respuesta adaptativa. Recuperado el 24 de 02 de
2015, de sott.net:
http://es.sott.net/article/32109-La-empatia-una-respuesta-adaptativa
Hidalgo, S. A. (2013). El
arte de comprender emociones, la empatía. Recuperado el 24 de 02 de 2015,
de La mente es maravillosa:
http://lamenteesmaravillosa.com/el-arte-de-comprender-emociones-la-empatia/